Centro de Arte UNLP
21 de febrero al 4 de abril de 2020
La Plata, Buenos Aires
El Grupo Escombros nace a finales de la década de 1980 en medio de una crisis económica y política aguda; son los años de la hiperinflación, los levantamientos carapintadas, la renuncia anticipada del primer presidente electo tras la fatídica última dictadura militar. Sus primeros trabajos transmiten la atmósfera desesperanzada de este momento: se trata de fotografías que muestran a personas desmoronadas en ámbitos abandonados y hostiles. Estas imágenes son exhibidas a la manera de una manifestación callejera, mientras cobra vida el primer manifiesto de la agrupación, La estética de lo roto (1989).
Aunque la situación políticosocial no mejora, durante la década siguiente el grupo adopta otra actitud. Si los gobiernos y los sectores económicos no hacen algo por los más desprotegidos, los artistas no pueden permanecer al margen. En su nuevo manifiesto, La estética de la solidaridad (1995), el Grupo Escombros plantea una concepción del artista como servidor público. Cualquier tarea tendiente a operar positivamente sobre la realidad, por mínima que sea, se torna una guía para transformar el mundo, un acto de servicio social y de empoderamiento. En estos años surgen también los primeros objetos de conciencia, producciones destinadas a llamar la atención y promover la reflexión sobre conflictos cotidianos.
Antes que el teórico francés Nicolás Bourriaud acuñara el término “estética relacional” para referirse a las prácticas artísticas que involucran procesos comunitarios, el Grupo Escombros lleva adelante innumerables proyectos de participación masiva, en los cuales, a través de su involucramiento, la gente es invitada a actuar afirmativamente sobre su entorno inmediato. En los albores del nuevo milenio ve la luz otro manifiesto, La estética de lo humano (2000).
En forma simultánea, los artistas se suman a numerosas manifestaciones públicas relacionadas con acontecimientos históricos y conflictos contemporáneos. En algunas de ellas hacen hincapié sobre temas puntuales, como la desocupación o la corrupción. En otras, plantean reflexiones sobre la distribución del poder global y la situación geopolítica de los países periféricos como el nuestro, sobre las presiones neoliberales y sus consecuencias, sobre la exclusión social, los derechos humanos y la resiliencia. De estas reflexiones surgen los manifiestos La estética de la resistencia (2003), La estética del anti-poder (2005), La estética de la desobediencia (2007).
La exposición que se presenta aquí recorre brevemente algunas de las producciones claves del Grupo Escombros, siguiendo los lineamientos de este texto. Revisa sus inicios (Núcleo 1), sus acciones solidarias y objetos de conciencia (Núcleo 2), sus propuestas comunitarias (Núcleo 3), sus obras de señalamiento político directo (Núcleo 4). Todas ellas dan cuenta de la incansable labor de sus integrantes y de su férreo compromiso con su época y sus coetáneos. Al mismo tiempo, la exhibición busca exaltar la singularidad de su proyecto artístico y poner de manifiesto la importancia de su contribución a la historia del arte argentino.