CONVERTIR UNA PALABRA EN SOMBRA by Aldo de Sousa

 
 

“Los reflejos no están hechos para ser vistos a plena luz, sino que deben ser adivinados en la penumbra como rayos misteriosos, agitados por el tiempo. Invitando a quien habita el espacio de la imaginación, a desconectar la certidumbre para entrar al terreno de la ensoñación”.

El elogio de la sombra, Junichirō Tanizaki

 
 
 
 
 
 
 

DSTRCTV VRT by Aldo de Sousa

Jorge Lezama, Enio lommi, Nazareno Pereyra, Gilda Picabea, Julia Padilla, Diego Bianchi, Daniela Luna, Marcelo Estebecorena, Mauro Guzmán, Boris Aiub, Fifi Tango, Princesas del Asfalto.

La clase media va al Paraíso by Aldo de Sousa

La clase media va al paraíso: título polémico, social, casi errático, elegido por Aisenberg para presentar un grupo de obras realizadas en el último año, que remite a la película del italiano Elio Petri La clase obrera va al Paraíso de 1971. Esta muestra reúne dos tiempos de su obra, la de comienzos de los ochenta (el retorno del exilio) y la actual. Ambas etapas comparten la distancia con la prolijidad del orden y la mirada, sin el borde que delimita la obra. El paraíso quizás es esa búsqueda.

La vida doméstica de la clase media está constituida por objetos utilizados como soporte para pintar, aquellos que marcan la cotidianidad y la repetición de los días: dormir, comer: sábanas, manteles y servilletas, algunos como huellas de un pasado esplendor al igual que los papeles de pared. Trapos usados y rasgados son tratados con la mayor de las devociones. Hay una meditación sobre el trabajo: las herramientas, los cables y unas figuras abstractas (conectores, para Aisenberg) que vienen del mundo de la ferretería familiar.

En los ochenta Aisenberg representaba madonas y retablos, quizás más como una apropiación de la historia del arte que reflexión sobre lo sagrado. Ahora es posible un mundo que anhela lo sagrado, donde vuelan colibríes entre las flores del Jardín del Edén del que fuimos expulsados por conversar con la serpiente. El dorado tan presente en su obra es el resplandor de lo venerable.

El Autorretrato de 1982 es ahora una selfie. Las manos o los ojos alcanzan para representar desde el fragmento la totalidad de sí misma. En el paraíso de Aisenberg hay pulpos (no sabemos si inspirados en Mi maestro el pulpo o en la fotografía erótica de Hokusai). Flores, colibríes y pulpos. Cielos y más cielos, infinitos, arcoiris, estrellas, resplandores atmosféricos, orígenes del universo. Los cometas atraviesan el cielo azul, amarillo y rosa.

Gachi Hasper

Buenos Aires

Junio 2024

SALTO AL POTRO by Aldo de Sousa

“Toda persona esconde un mundo” apunta Alexis Minkiewicz en uno de sus tantos cuadernos atesorados. El giro entre el ocultar y el develar parece ser el recurso al que el artista ha apelado en estas obras recientes para dar cuenta de sus inquietudes e intereses.

En principio asume y pone en valor el oficio del escultor abordando, en clave contemporánea, las diferentes materialidades que podrían haberse pensado ya en desuso. Así, arcillas, yesos, mármoles y bronces dialogan y establecen un contrapunto en el que cada pieza es protagonista, a la vez que replica en un posible par dispuesto en alguna de las salas.

La sensualidad de la piedra pulida invita a descubrir un núcleo de cuerpos en latencia, como capullos de crisálidas, que por la ambigüedad que provoca su indefinición, su metamorfosis en proceso, subyugan e inquietan a la vez.

Los cuerpos crecen en escala, se despliegan en torsiones y posturas contra natura o se exponen de manera arriesgada. Del yeso a la piedra o al bronce, sobre bases sólidas o livianos atriles de escultor, las mutilaciones sutiles y el juego de equilibrios que caracterizan a estas figuras hablan tanto de la intertextualidad con la historia del arte como de la indagación respecto de la identidad en el presente.

Minkiewicz retoma este problema en las grandes carbonillas en las que pone el acento en diversos dispositivos de orden, corrección y tutelaje. Así, su tan particular punto de vista pone en crisis los modelos canónicos que han ordenado y normalizado a nuestra sociedad. En diálogo con estos dibujos otros cuerpos se integran funcionando como articulación de una nueva máquina: un nuevo escenario que devela la posibilidad de una identidad irreverente e insumisa.

Texto curatorial de Marina Aguerre.

Artista: Alexis Minkiewicz
Curaduría: Marina Aguerre

Aldo de Sousa galería
del 11 de abril al 15 de junio de 2024
Buenos Aires, Argentina.